30 de octubre de 2010


Y PUM! Reaparezco entre la nada.
Lamento la tardanza, lo juro. Echo de menos esto, pero la semana no me deja ni un pequeño hueco para poder desahogarme. Se supone que después de tanto tiempo tendré mucho que contarte, y así es, pero digamos que podría resumirlo de una forma muy sencilla.

Todo va bien. Muy bien.

Los pequeños gestos de las personas hacen que cada día confíe más en la humanidad en su conjunto. Digamos que un día ¡Pum! una palabra, un detalle, un beso te devuelven una ilusión que habías dejado apartada en el cajón de tu memoria. Entonces dices, soy feliz. O al menos te lo crees, porque lo importante es eso. La fe mueve el mundo, recuerda.

Hacer nuevos amigos está siendo una aventura apasionante que me aporta miles de momentos agradables. Pero sobre todo, agradezco seguir contando con los viejos amigos, los que a pesar de estar a 3 horas de donde te encuentras te demuestran que están ahí pase lo que pase. Y una se enorgullece de contar con esas personas en su vida y les agradece que a pesar de lo lejos, sigan estando tan cerca. Otros en cambio, deciden que es momento de continuar por nuevos caminos, romper con todo lo anterior y empezar totalmente de cero. Lo respeto, pero no pueden esperar que lo comparta. A ellos , les digo que un placer coincidir en esta vida, y que seguiré aquí, donde siempre, con la gente que ha decidido seguir a mi lado y con las nuevas personas que me han dejado entrar en sus vidas.

Por otro lado,¡Mírate! Has recuperado ese sentimiento que dabas por perdido, ese latido rápido del corazón y esas mariposas en el estómago antes de irte a la cama. No puedes negarlo, has sentido simplemente que ninguna persona podría arrancarte de sus brazos en ese preciso instante. Sé que compartiría mil besos más con él, tantos como quisiera, pero de momento es pronto, y aprovecho los pequeños detalles que me hacen sentir a gusto.


Y creo que me pierdo con palabras, no sabría explicarme mucho más, pero sé que podrás entenderme de una manera u otra. Agradezco que leas mis desvaríos una vez más y que sigas dónde siempre.

Prometo volver pronto, mucho antes.

Paz y amor.

10 de octubre de 2010

De un tiempo a esta parte he descubierto que las personas son tan diferentes unas de otras, que acaban siendo inevitablemente parecidas. También he descubierto que me gustan las personas, hablar con ellas, conocerlas. Últimamente he conocido muchas y muy de golpe, y no me arrepiento de haberlo hecho, quizá sea una de las mejores cosas que hecho en este último mes y una razón importante para decir que todo este cambio y este inicio de vida está mereciendo la pena.
Con ellas, he podido saber también, que la base de la sinceridad es saber guardar secretos. Porque sí, no tengo ninguna duda, todos tenemos secretos.
Los secretos son maravillosos, tanto, que se convierten, a veces, en bombas de relojería. Los de otros son en cambio tu mayor tesoro, y de ti depende que los guardes. A pesar de su fragilidad, los secretos pesan demasiado, y uno debe velar porque los suyos no se rompan.

Yo también tengo los míos, y ultimamente el más importante gira alrededor de él. No es que haya un nuevo él, tampoco es eso. Hace un tiempo me prometí que no habría más él, y mucho menos un él, seguido de un suspiro romántico.Pero una no es de piedra, y los chicos son una droga difícil de controlar.
Digamos que a veces, son como un vestido de fiesta, que se te encapricha porque es monísimo y tienes que tenerlo ya, sea como sea.
Pues bien, a mi esté vestido me marea, unos días me queda bien, otros no podemos ni vernos y yo, odio los polos opuestos. No creo que sea tan dificil saber lo que uno quiere, y dejar de marear. Pero bueno, por alguna razón, sigo queriendo ese vestido, supongo que porque en el fondo, como ya he dicho muchas veces, me encantan las subidas y bajadas, y vivir centrifugando.

A pesar de todo, el conocer nuevas personas no impide que eche de menos entre semana a muchas otras. Pero es precisamente eso lo que hace que cada fin de semana, cada hora, cada charla con las personas que extrañas, se conviertan en algo doblemente especial.

Aquí lo dejo por hoy, los domingos se gastan muy rápido.

Paz y amor!

2 de octubre de 2010


Me gustaría decirle todo esto que guardo. Decirle que le quiero, que le echo mucho de menos.
Pero, dime
¿se puede echar de menos algo que nunca has tenido?,
¿se puede querer algo que nunca fue tuyo?
Yo no lo sé, por eso no hablo.

O quizá debería decirle que quisiera empezar de cero algo
que aún no ha ocurrido,
romper juntos páginas de un libro que aún nadie ha escrito.
Pero yo no lo sé, por eso me callo.
Aunque aquí, algo está claro,
no se termina lo que aún no ha empezado,
no se rompen los sueños que aún no fueron soñados.