Envidio la primavera. Hace lo que quiere y cuando quiere,
tan pronto viene como se va,
sin pedir permiso ni consejo a nadie. Una rebelde sin causa.
Este tiempo cambiante nos deja a todos descolocados, y ella lo sabe, pero no pierde ni un segundo en preguntarnos, y sin embargo,
todos la queremos porque es primavera.
Probablemente sea injusto, sobre todo en tardes como la de hoy, en las que inexplicablemente, se ha llevado el sol de mi lado y lo ha intercambiado por una original lluvia gallega.
Todo sigue igual por el norte, quizá mejor. Está bien saber que todo funciona a este lado de la frontera y que las cosas no cambian, llueva, o no llueva. Para no perder el ritmo, el tiempo sigue siendo escaso los fines de semana, y mi capacidad para distribuírlo es cada vez peor.
Hace ya meses que no veo a Híbrido, por suerte, es mi mejor amigo, y esas cosas no cambian ni con los meses, ni con los kilómetros, sin embargo, no deja de ser triste no verle y hoy me apetecía recordarle.
Pero bueno, hoy no es día para reflexionar sobre lo malo, es día para recordar lo bueno, y para seguir extendiéndolo en el tiempo, así que me voy, hay unas cookies esperándome.
Paz y amor!