16 de marzo de 2011

P.D. Pasa de todo.



A las 12, las multitudes ocupan casi todas las calles de este sitio. En un día especialmente mojado como hoy, los paraguas chocan unos con otros sin que nadie pueda hacer nada evitarlo.
Las gotas mojan tanto como siempre.
Las sábanas me habían atrapado en su pequeña telaraña y no he podido escapar hasta ahora, lamento el retraso. Cascos en los oídos y música en el bolsillo. Cuando la música suena y soy capaz de mover mis piernas a su ritmo, me siento una diosa todopoderosa. No sé si esto es algo que pase al resto de la humanidad, pero a mi sí. Con la música alta y paso firme, me siento totalmente la estrella de un videoclip increíble. De una manera extraordinaria, todo el mundo parece caminar al mismo ritmo. Acojonante. He puesto a toda la ciudad de acuerdo solo con darle al play.
En realidad, no,- flipada-. Nadie va al ritmo de mi música, probablemente ni si quiera mi sentido del ritmo sea el adecuado. Nadie se está dando cuenta de que camino firme, no me miran y si mi videoclip saliera en la tele sería una mierda bastante importante.
Pero no importa. Porque llueve, llueve mucho, y lo que me faltaba por cuidar era mi coordinación con el iPod, creo que con las 4 varillas rotas de mi paraguas, el ordenador nuevo- que resulta pesar 200 kilos- a la espalda, mi carpeta- mojada, como no- y mi pelo eléctrico tengo suficiente.
Pero por suerte, vivir lo que llevas de vida en un sitio dónde lo único que no falta es agua, me ha hecho madura, y la lluvia no tiene la capacidad suficiente como para variar mi humor.
Por desgracia, las clases sí la tienen.

Pero lo que importa es que acaba la mañana, llega el mediodía, la tarde,
tus amigas, tus amigos- que ahora mismo son tu familia- y ya está. Eso es lo que vale.
Que a pesar de los detalles, porque hay y habrá miles, eres feliz.
Nota mental: Aprende a recordar que eso es lo único que importa.

2 comentarios:

  1. A mí con la música me pasa como a ti, así que como mínimo ya somos dos... je je... del resto, también me ha pasado como a ti muchas mañanas y tardes, ahora no, ahora ya soy mayor y trabajo (afortunada que soy).

    me encanta esa energía positiva que siempre desprendes y ese "me voy a comer el mundo", aunque luego el mundo te dé algún que otro mordisquito a ti... pero la aptitud es lo que importa.

    biquiños,

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  2. la anónima soy yo, Aldabra, que siempre me olvido.
    ¡que rabia me da! ¡que cabeciña la mía!

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