27 de abril de 2011

En esta vida, hay quien confía en la suerte y hay quien no. Pero también hay quien confía en mí y hay quien no. Y no, no es que me esté comparando con la suerte,
solo digo que hay campos donde la objetividad es prácticamente imposible.
Si te preguntas a que viene esta reflexión,
a mi también me gustaría saberlo, pero supongo que todos hemos estado en ese momento en que la suerte es nuestra única, o quizá nuestra última esperanza.
Probablemente esté en esa situación. Tengo miedo.
Es la hora de enfrentarse a esos test endemoniados.

Y después,
vuelta al sur, a celebrar una de esas fiestas en lo que lo único que no está planeado es su fin. Espero que no defraude. Quedáis todos oficialmente invitados.
Ahora, a descansar muchas horas.
Paz y amor!

23 de abril de 2011

Sí. Quizá esa sea la palabra. Optimismo.

Todo es relativo, eso es algo que he aprendido con el tiempo, y que este año me he cansado de confirmar. Nada va a convertirse en un problema si no lo asumimos como tal. El agobio, el miedo, la vergüenza. Nada más allá que productos mentales.
Se acaban las vacaciones, eso sí que es algo real y verifico. Fíjate lo que han durado. Nada. Aunque todo se agradece.

Hace un par de noches tomamos algo con Saxo, y debo confesar que sentí verdadera envidia. En realidad, no es envidia, es un sentimiento extraño pero al que todavía no he logrado poner nombre. Será que todavía soy joven e inexperta. Hablaba de sus historias, de las buenas y de las malas, y lo cierto es que no las envidiaba a ellas , por suerte y desgracia, respectivamente, tengo las mías propias. Sin embargo, las suyas tienen todas un escenario común, Barcelona. Me preguntaba esa noche que hubiera pasado si yo también la hubiera conseguido, a esa ciudad digo. Y lo cierto es que en parte me asustaba pensarlo. Es mi sueño, eso está claro, sin embargo, ella habría supuesto no haber alcanzado todo lo que tengo ahora. Mi nueva vida. Ellas, ellos, Tom...Sentí miedo, lo prometo.
Aún así, Barcelona suena siempre tan bonita...Supongo que llegará en el momento oportuno. Y ahora no es el momento, así me lo ha hecho ver el destino. Esa es mi conclusión.

Por otro lado, hoy es día de hacer la maleta y coger un autobús que me lleve a casa, a la otra, claro. Lo cierto es que como siempre, dos sensaciones contrarias se enfrentan en momentos como este. Estas vacaciones han sido especialmente agradables en cuánto a que he recuperado tiempo con ellas. Desde que hemos empezado a vivir separadas, obviamente, pasamos mucho menos tiempo juntas. Pero probablemente sea eso lo que haya hecho que ahora, en mi opinión, estemos más unidas que nunca y que las necesite mucho más. Es algo que he aprendido a valorar, y quizá es eso lo que hace que las noches como las de ayer sean simplemente extraordinarias por el hecho de estar juntas. Pero también es cierto que echo de menos el Sur y todo lo que ello supone. Mi libertad, y toda esa gente que se ha convertido en mi otra familia. En realidad nos queda poquito curso, y me muero de ganas por aprovecharlo con todos ellos.

Y por hoy lo dejo aquí, todavía hay que ultimar un par de cosas...
Paz y amor!


21 de abril de 2011

Y sin querer es jueves. Tengo miedo a la semana santa. Creo que va a atropellarnos a todos como siga a este ritmo. Huyamos.
No creas que no lo he pensando. Si hubiera huído todo habría sido más fácil. Pero la vida no es eso. Cuando pierdes, lo asumes y te levantas. Y nunca mejor dicho después de la noche de ayer. Pero visca el barça.
Los test y yo empezamos a entendernos, por lo menos en los ensayos, espero que el día del examen real no me la jueguen. No está mal saber que las horas que creías perdidas en una sala, sin poder estar un par de horas más con tus amigas, se han convertido en unas productivas horas de autoescuela. La verdad es que ir allí me ha recordado irremediablemente a un verano que no creí tan lejano, pero que en realidad ya hace casi un año que se fue. Aunque cueste creerlo.
Hoy ha sido una tarde de mierda, siendo franca. Por si todavía no lo he comentado, cosa que dudo mucho, odio las tormentas. Y hoy han venido de visita intensa por el norte. Así que mi cuerpo se quedó totalmente paralizado hasta su fin.
Pero bueno, las tardes de casa, a parte de para hacer trabajos, dan para recuperar tiempo perdido, y mi guitarra ha vuelto a sonar como hacía mucho tiempo que no sonaba, aunque fuera por un tiempo corto. Y como no puede ser de otra forma, ese sonido tan familiar, trae siempre pensamientos de la mano. Unas veces buenos, otras malos, y otras simplemente pensamientos. Tocándola me doy cuenta de que he cambiado, de que todo ha cambiado. Incluso las canciones que toco han cambiado. Y ese sonido lento...Jo. Echo de menos a Tom.
Y ahora a disfrutar y respirar aire puro de una noche de jueves, aunque esta vez sin alcohol de por medio. Me voy con Lechu a ver procesiones, por aquello de dar fe de que sí es semana santa.
Paz y amor!
P.D. Vuelvo a ser pelinaranja. Yuju.

16 de abril de 2011

Semana ¿Santa?

Y de repente, vacaciones de semana santa. He vuelto al norte para descubrir que lo de que en el sur las temperaturas son más altas era cierto. Aún así, las ganas de venir a este lado del mapa se hacían cada vez más grandes y el fin de semana no ha defraudado, al menos la noche de cookies. Las echaba mucho de menos.
Por el resto, el mundo parece haber alterado su orden natural.
Como era de esperar en algún momento de esta primavera, mi nariz se ha rebelado contra mi persona, aunque todavía tengo dudas de si es por la alergia de los cojones o porque me ha cogido el frío. Ahora es de un color rojo vivo estupendo.
Por otro lado, mi lucha contra los test de conducir sigue sin estar a mi favor, y que te ganen la batalla treinta preguntas tipo test, es muy triste. Pero lo voy asumiendo poco a poco. Por si acaso, no cedo, y seguiré intentándolo durante esta semana por si al final tuviera la increíble casualidad de aprobar. Mañana autoescuela, el retorno...Yu-ju .
Para seguir deprimiéndome por escrito y haceros partícipes a vosotros, pobres inocentes, de lo "tranquilitas" que van a ser estas vacaciones (por ponerles un nombre..), contaré que tengo que hacer trabajos, descargarme apuntes, leermelos e incluso estudiármelos! Que ya va a ser la hostia, con perdón.
Pero no importa. Nada importa. Porque tengo amigas, y espero, un cafecito diario con ellas, y además, por increíble que parezca, incluso sacaré tiempo de debajo de las piedras para ver a esas personas importantes que por razones del cruel destino no tengo el placer de ver el pelo ni de pasada durante el curso.
A ver quien es el valiente que osa decirme que no se prevén unas vacaciones intensas.


9 de abril de 2011

Cuando las cosas van bien, existe ese miedo constante a que todo pueda romperse de repente. Una inutilidad dónde las haya, pero irremediablemente existente. Es como cuando comes fresas con nata y lamentas desde el principio que se van acabar en a penas minutos. Lo definiría, en parte, como una envidia futura a la felicidad presente.
Pero la envidia no es felicidad, así que intentas tomártelo como un algo efímero pero increíblemente valioso, porque todos tenemos problemas, y no por ello la vida deja de tener sentido.
O quizá no, quizá la consciencia de esa velocidad vital nos lleve a obsesionarnos de tal forma con aprovechar cada detalle al máximo, que acabamos perdiendo el norte. Como cuando intentas saborear tanto la última fresa que acaba perdiendo el sabor del final.
Pero poco a poco, caes lentamente en la cuenta de que has perdido más de la mitad de tu tiempo descubriendo cómo afrontas las pequeñas cosas, pensando en si das una mayor o menor importancia a los hechos, pasando media vida hablando de que "tenemos de hablar".
Tiempo perdido, y sobre todo,
muchas fresas sin comer.

3 de abril de 2011

Hi, April.

Son las tres y media de la mañana, supongo que tarde para quienes necesiten muchas horas de sueño, y temprano para aquellos que disfrutan de las estrellas una noche de sábado. Yo he decidido quedarme en casa esta noche, en esta casa tan especial en la que siempre hay gente.
No sé por que razón exactamente, pero ahora mismo, necesitaba extremadamente expresar aquí cómo me siento porque creo que hacía mucho que no lo hacía de esta manera. Es de esas veces en que la emoción me embriaga de tal manera que llego a mi límite. Un límite en el que incluso mi estómago se retuerce de felicidad y mis ojos se humedecen con una sola fotografía.
Quizá este sentimiento no se prolongue durante mucho tiempo, es más, probablemente sea tan efímero que se esfume antes de que acabe de escribirte este texto, pero siento que todo funciona. Sí, y sé que durante estos meses nada ha fallado, sin embargo, las cosas evolucionan, se suceden las etapas. Pasa la vida. Pero hoy, ahora, este instante parece perfecto.
Es probable que esta noche haya sido el cierre de mi reconciliación con Llul. De veras lo siento si a alguien le defrauda que haya intentado que todo vuelva a ser como antes, lo siento si alguien no entiende como he podido comprenderle y empezar de cero, pero no tengo explicación alguna para nadie. La tengo para mí misma, y aunque resulte jodidamente extraño en mí, es más que suficiente. De hecho, quizá todo este proceso ha sido fundamental para darme cuenta de que es probable de que todos estos pensamientos que ultimamente deciden rondarme sean signos de que estoy madurando. ¡Y sí! Nunca he creído que dicho proceso exista como tal y pueda marcarse, sin embargo, cada vez estoy más segura de que me equivocaba.
En cierta medida, es muy probable también que el hecho de que haya decidido besar cada día a la misma persona tenga que ver en todo esto, y ahora mismo, me alegro al despertarme cada mañana sabiendo que está justo ahí, a mi lado. Porque aunque suene imbécil, común y muy adolescente, le quiero. ¡Qué cojones! Estoy enamorada de él. Y lo siento para los que no me creen.
Y afortunadamente, no le tengo solo a él, las tengo a ellas, las de aquí y las de allí, que evolucionan de maneras distintas, supongo, pero que comparten algo, son mis amigas. Y están ahí, desde más cerca o desde más lejos, más o menos intensamente, pero están. Y eso es más de lo que muchos pueden desear.
Y me duermo, ya echando de menos esa sensación increíble que por un momento me ha hecho sentir especial, a gusto. Que me ha hecho abrir los ojos y ver que detrás de los pequeños detalles que nos hacen pensar, desesperarnos al irnos a dormir y desquiciarnos más a menudo de lo que deberíamos, soy afortunada. Gracias a mi pequeño mundo por concederme momentos como este, aunque por desgracia se los lleve tan rápido, y todo vuelva a ser corriente. Porque es muy injusto acusarle cuando todo va mal y no agradecerle nunca las pequeñas cosas que hacen que vaya bien.