31 de marzo de 2010

Yes we can.




Llegas, actúas, opinas, te juzgan. Caminas, te alejas, sales, te juzgan.
Vale, sí, yo también lo hago, juzgo a los demás. Y considero que no hay nadie que no lo haga.
¿Por qué lo hacemos? No sé/No contesto.

Hasta ahora sabía perfectamente quién me juzgaba en cada momento y de la manera en que lo hacía. Pero no importaba. Me callaba y sonreía. Me masticaba una buena contestación y me la tragaba.¿Cobarde? Puede. ¿Inútil? Mucho.
Ahora no. Ahora no me para nadie.


Llegas, actúas, opinas, te juzgan, "la lías parda".
¿Por qué? Porque sí. Porque al final todo lo que guardas, si no lo echas, hace daño, mucho, mucho, mucho...Un día y otro y otro, en que intentas guardar la compostura, porque claro, no quieres ser la típica borde que dificulta la convivencia. Pero hoy explotas, y con educación te vacías de eso que está dentro de tí. Lo sueltas todo, con un par. ¿Y..? Y que bien sienta.

Solo hay que tener tacto, un poquito.
Ahora: Llegas, actúas, opinas, te juzgan. O no...

Es así la vida. ¿Injusta, que no?

27 de marzo de 2010

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Ahora que has llegado hasta aquí, es el momento de pararse. Siéntate despacio. Toma aire y suspira fuerte. Cierra los ojos, y abrelos de nuevo. Es el momento en que tu mirada debe abarcar todo , pero nada en concreto. El infinito será hoy el espacio de tu descanso. Un descanso sí, una breve pausa, una pequeña reflexión. Es el momento en que debes medir tus fuerzas y conocer todavía más tus debilidades.
Entre la estabilidad y el desequilibrio hay un pequeño paso. Supongo que igual de pequeño que el que hay entre el amor y el odio, y entre la calma y la desesperación, entre la cordura y la locura.
¿Quien tiene el juicio suficiente para señalar donde está el limite? ¿Quien puede decir si mi vida es estable o normal, o si no lo es? ¿Quien se cree capaz de decir si estoy cuerda o si rozo la locura?Nadie.
Si nadie puede ni podrá nunca afirmarlo ¿Cómo saber cuando se ha pasado de un extremo a otro? ¿Como saber si estoy actuando como debería, o si vivo al límite de mis posibilidades?
Es el momento en que dejes de someterte a esta prueba, aunque sea solo por unos minutos. Una prueba en la que no intento más que conocer a alguien. Alguien impredecible, a quien no controlo y no controlaré jamás. Alguien que me sorprende con sus actuaciones y con su inquieta manera de pasar el tiempo. Alguien que no me pertenece, y que sin embargo soy yo.







25 de marzo de 2010

Call me!



Era otro miércoles más, justo siete días después que el anterior.
Yo dormía tranquila después de un agitado día. Mi reloj marcaba las 3:07 cuando abrí los ojos intencionadamente. Un sonido me movió a buscar su origen. Era mi móvil. Un número desconocido estaba llamandome por cuarta vez, cosa extraña, y más a las 3 de la madrugada.
Al principio me asusté y pensé que podría ser una emergencia, o una mala noticia de alguien de mi familia, pero lo descarté enseguida, me habría llamado a casa.
Luego, mentalmente, recorrí la lista de chicos que me gustaría que me llamaran, entre los que estaba Coco. Así que pulsé rapidamente el botón , y me lo puse en la oreja :

-¿Diga?- susurré.

-Pi, pi, pi...

Ya había colgado. En ese momento me enfadé con quien fuera el que llamaba, porque no solo me había desvelado por su culpa, sino porque me dejó con la curiosidad de saber quien era. Así que de un fuerte golpe apagué el interruptor y me metí literalmente debajo de la almohada. Me giré, e intentando olvidar esa llamada, me adormilaba poco a poco.

Pero, de pronto, mi móvil vibró de nuevo, junto a esa melodía estrepitosa que se clavaba en mis oidos en medio del silencio nocturno. Pero esta vez no me iban a colgar, no, esta vez estaba preparada, me moví y me lancé sobre el aparato. Lo coloqué en mi oreja inocentemente, pero no llamaban. Esta vez era un simple mensaje :

-Soy Coco, siento molestarte. Solo quería escuchar tu voz.

Hasta ahí todo iba bien, mucho mejor de lo normal. ¿Coco? ¡Qué fuerte! No podía creerlo, quizá el también se había fijado en mí. Los ojos se me abrieron como platos y sonreía y sonreía..y dejé de sonreir. El mensaje seguía :

-No te enfades, Ana, por favor. Te quiero.


..........

¿Ana? ¿Ana? ¿ANAA?

¡Se había equivocado de número! Cuánta crueldad, ¡aún encima de tener a otra, me lo restriega aún sin saberlo! En ese momento el odio me recorrió entera. Mis ojos se abrieron aún más. Y mis dientes se colocaron en posición de ataque.

Pero no pude evitarlo, me reí sola. Mucho. Recapacité y vi la posiblidad perfecta de vacilar un rato, era mi momento, debía hacer justicia. Así que decidí mandarle a Coco un mensajito...


-No te preocupes pichón, Ana está muy bien aquí conmigo. Con cariño, MANOLO.




[P.D: Calma, afortunadamente, esto no ha sucedido en la realidad]

21 de marzo de 2010

Madurando




Pongamos un ejemplo sencillo...

Una pera.
La pera, era muy verde y agria, porque era muy pequeña todavía como para soltarse del arbol. La pera se va haciendo grande, un poco más jugosa, y cuando cree que está lista para caer del arbol ,viene un viento fuerte y ¡PLAS!, hostiazo contra el arbol.
Entonces la pera llora mucho, se enfada, se frusta y a veces se amarga de nuevo. Pero eso nadie lo nota, porque ella sigue siendo igual por fuera, igual , con el mismo color verde , y sigue cantando, y bailando con la brisa...
Y un día la pera se cae del arbol. Está como acojonada. Pero al fin, ha madurado, lo nota, aunque solo sea un poquito, por dentro, sin que nadie más que ella pueda notar diferencias.




Llegados a este punto, diré que me siento cual pera recién caida.Es ese momento, en el que por fin he dicho: "Coño he madurado". Vale, quizá sea solo momentaneo, pero no me importa. Me quedo con esa sensación de satisfación con una misma, con el sentimiento de que ha salido bien después de tanto tiempo y de tanto esfuerzo.





Felichitaa..(8)





:)

...


La eterna pregunta sin respuesta.
Sin que nadie pueda darme una explicación coherente de porqué estoy aquí.Sin que nadie pueda asegurarme que la imagen del espejo me pertenece.

Sucesión infinita de horas que se hacen notar con ese ruidito estúpido de dos agujas que recorren cada día el mismo círculo. Camino imparable del Sol de extremo a extremo. Un sin sentido inexplicable que se intenta controlar por un cúmulo de sensaciones y el deseo irreflenable de conocer todo a nuestro al rededor. Planificación meticulosa de cada segundo. Extricto control de la respiración, para evitar inconscientemente que dejemos de tomar aire. Repetición de pestañeos incontables que se suceden sin que nos demos cuenta. Huracán de sonidos y voces que intentan convencernos de nose qué y de nose que más. Sonido de pasos que se continúan involuntariamente con el fin de llegar a nose donde. Desde 60, hasta 100 latidos por minuto, que no podemos controlar, que se escapan del alcance de nuestra mano...Y llegan a 120 cuando no se quién se acerca.

Y como cada noche, nos adentramos en un coma, del que sin explicación alguna conseguimos despertar. Un profundo sueño y descanso, en el que paradojicamente, nada descansa, solo tú.
Mientras los latidos y la respiración se mantienen constantes...y las agujas de ese reloj siguen girando sin percatarnos.

17 de marzo de 2010

Felicidades Marta



A veces, hay cosas que ocurren en la vida, pero todavía no conocemos el porqué, y puede que quizás, no lo conozcamos nunca.
Una de esas cosas eres tú, que no solo llevabas la llave de mi nueva vida, sino que me abriste la puerta, y me llevaste a dentro de la mano, para no perderme.
Desde ese día de Septiembre que no podré olvidar nunca, hasta hoy, me has ido aportando muchas cosas, sin querer, sin apenas darnos cuenta, ni tú ni yo.

Y es que a día de hoy, incluso me duele imaginar que por alguna razón no te hubiera conocido. No haber dejado que me guiaras de las forma en que lo hiciste...Por eso prefiero no imaginarlo. Y simplemente me hace sonreír el pensar un día y otro en todo esto, y agradecer a nosequé, el haberte encontrado, allí entre tantas otras cabezas que llenaban aquella clase.



Porque eres esa risa que va detrás de cualquier tontería que diga, de cualquier gracia que haga, por estúpida que pueda parecer, justo cuando más lo necesito.
Como un batido fresquito en una tarde de verano, o como un chocolate caliente, un frío día de invierno. Unas compras en la cafetería, y unas canciones escritas sobre el pupitre que nadie va a borrar. Carcajadas y carcajadas con pequeñas cosas...y a veces, un par de lágrimas.

Y hoy, cumples dieciocho años. Esos que tanto esperas y que han llegado tan rápido.
Muchímas felicidades perraca :)





14 de marzo de 2010

Teatro.





Siempre he creido que actuar, es mentir. Pero mentir tan bien, que consigues que todo el público te crea.
He creido que hay ciertas personas que nacen con un don especial, que son capaces de hacernos pensar que son otras personas, con un carácter distinto, con otras cualidades. Se llaman actores.
Los actores son mucho más que simples personas, tienen algo que les caracteriza y les hace diferentes, especiales.

Desde muy pequeña, he aprendido a subir las escaleras que me llevan al escenario, pero todavía hoy, me tiemblan las piernas cuando llego arriba. Es una sensación indescriptible.
Es sentirse muy pequeña, una niña en medio de tanta gente que te mira. Es tener miedo. Y que todas las inseguridades del mundo se te vengan a la cabeza.
Pero es también sentirse muy grande y alta. Observada y admirada. Es respirar profundo e intentar que tu mentira no se note. Es la responsabilidad de hablar muy alto, para que nadie aprecie que tu voz tiembla. Es creerse la reina del momento.


Pero lo verdaderamente importante de todo esto, es que uno mismo se crea su propia mentira, y convertirse entonces en una persona que no eres tú, y con la que probablemente no tengas nada que ver. Debes pensar como ese personaje, hablar como el y moverte como el lo haría, porque tienes que hacer a creer a toda esa gente, que él, eres tú.


...Y no he conocido aún nada más bonito que conseguirlo. Crecerse sobre el gran escenario y controlar la situación. De modo que tu vida no exista, y no seas más que un personaje del guión.
Porque nada se oye más fuerte que unos aplausos merecidos, que unas carcajadas que vienen del fondo de las butacas, que un `mucha mierda´ de tus compañeros antes de salir a escena...



Pero yo no sé si tengo ese don... Y supongo que la palabra actriz se queda todavía grande en mi boca, hace eco.
Solo necesito tiempo y miles de escenarios más.






Esto va para todos los que en el algún momento han compartido esta sensación conmigo, y sobretodo para los que hoy la compartís.

Primavera?




Ultimamente este blog apesta a romanticismo, debe ser que estoy melancólica y que se acerca la primavera.

Hoy ha hecho sol. No ese sol que te deja ir en manga corta, no. Ese sol puñetero de los primeros días de Marzo que no hace otra cosa que engañarte. Porque tu te levantas un domingo, véase hoy, abres con cariño la persiana, y allí está Lorenzo, brillando. Entonces tu cara cambia radicalmente, y sonríes.
Por tu mente se pasea toda la colección primavera-verano que guardas en tu armario, y planeas que conjunto ponerte.
Pero tu cara cambiará de nuevo, cuando te pongas el conjunto tan esperado y salgas a la calle. Ahí te cagarás de frío y mirarás al señor Lorenzo con odio. Entonces volverás a casa y volverás a ponerte ese abrigo tan gordo y tan negro de los días de Enero.


Además, la primavera hace notar su llegada. Se plasma en mi nariz, que ahora jamás va sola, sino que va siempre acompañada por un gran pañuelo, y luego por otro, y otro...
Y es que no me acostumbro a esto de la alergia. Bueno es que en realidad no sé si tengo alergia, o por lo menos no está cientificamente comprobado. Pero esto es algo que se sabe ya cuando naces.
Porque si tu abuela, tu padre, tu hermano y tu tío tienen alergia, tienes un 99% de posibilidades de padecerla. Quizá por eso nunca he ido al médico a que me hicieran esa prueba tan graciosa de los puntos de colores.
El caso es que no se si es alergia, pero lo que sé, esque cuando llega Marzo, las gramíneas me atacan cual mosquitos en una noche de verano. Y mi casa se convierte en una orquesta sinfónica donde la única que no estornuda es mi madre, y mi perro claro.


"La primavera la sangre altera". Esa es la frase que mis padres y profesores han repetido a lo largo de mi vida. Quizá como un consuelo o como una explicación a ese comportamiento extraño y alterado de los niños cuando hace sol.
Se supone que la sangre deja de alterarse en primavera , cuando tienes alrededor de 14 años, pero es que yo tengo 17 y me sigue afectando. Mucho.


Eh! Pero un momento!

La primavera también trae cosas buenas, tampoco va a ser todo malo. La gente está de mejor humor, puedes ponerte ropa con estampados de flores, los chicos se quitan una de las capas de sudaderas que llevan y te apetece hacer cosas nuevas, al aire libre, eso sí no te olvides nunca del abrigo, de el pañuelo y porqué no, de una cámara de fotos.

13 de marzo de 2010

La segunda cita.




-Ya creí que no llegabas- dijo con una gran sonrisa, aliviado por su llegada.
-Pues creiste mal querido.
-¿No piensas darme dos besos ni si quiera?

Ella, timidamente, se acercó a el, y le dio el primero de los besos, en la mejilla derecha.

-Te daré uno solo. Es señal de confianza, a fin de cuentas, dos besos se los damos a cualquiera...
-Así que te dedicas a regalar besos por aí...-y rió en seguida. Ella se rió también.
-¿Te parece si damos una vuelta?
-¿Al mundo?
-Poco a poco niña, poco a poco.

Los dos rieron y comenzaron a caminar.

Él, intentaba evitar el silencio, para no hacerla sentir incómoda, y soltaba tonterías, solo para intentar que se riese. Y cada vez que lo hacía, suspiraba aliviado.

Ella, por su parte, dejaba que la situación fluyera, y no podía evitar reirse de todo lo que él decía, no lo hacía apropósito, simplemente, no podía, ni quería evitarlo.

Llevaban ya tiempo caminando.


-¡Anda mira un banco! Extraordinario invento, ¿no crees?
-Está bien, nos sentamos...-y ambos sonrieron.

Al sentarse, ella suspiró y emitó un pequeño sonido de satisfación. El, la miró con cara asustada, y no pudieron evitar una gran carcajagada.

-Jobá, si me hubieras avisado de que ibamos a hacer medio camino de Santiago, no me hubiera puesto estos zapatos! Jaja
-¡Que bruta eres!- dijo en tono irónico- Di la verdad, te los hubieras puesto igual, porque te encantan, y quieres que me encanten a mí...Más aun de lo que me encantas tú.

Ella se quedó cortada, y en su cabeza se repitió la frase que el acababa de decir.

-Pero ahora- dijo él mientras le quitaba uno de los zapatos- es mejor que te los quites.
Ella, ya descalza, apoyó sus pies sobre sus piernas
-Uff, mucho mejor- dijo y le miró sonriendo.

Estaban ya muy cerca.

-Creo que es el momento de que te dé ese segundo beso que pediste...-dijo ella.

El giró su cara, se puso de perfil, para que pudiera besar su mejilla izquierda.
Ella negó con la cabeza. Él se puso ahora de frente a ella. Y...

10 de marzo de 2010

Entonces...




Solo me gustaría que un día aparecieras, sin avisar. Así, sin más.


Igual que las palomas vienen sin que nadie las llame cuando tiro esas migajas de pan. Cada vez tiro más y más, y el número de palomas va creciendo. Pero tu las espantarás justo antes de que se lanzen sobre mis manos en busca del cacho de pan entero, ante la perspectiva de que no pienso comermelo.
Es entonces cuando adoro las palomas, y también el pan, porque hace que nos riamos a carjadas ante el miedo por esos animales inofensivos, que solo buscan saciar su apetito.
Nos quedamos en silencio, con una sonrisa tan grande como el número de palomas que allí se topan, pero de pronto, cae la lluvia, sin predicción alguna, sin que nadie la espere, haciendo que me moje y que me refugie en tu pequeño paraguas. Tan, tan pequeño, que hace que nos tengamos que pegar, más y más.
Es en este preciso instante cuando adoro la lluvia, y deseo que caiga cada vez más fuerte, para que nos veamos obligados a refugiarnos en la marquesina, o quizá bajo ese balcón.
Incluso si tengo suerte, me invitarás a entrar a esa cafetería que tanto te gusta, y que huele tan bien. Una vez allí, improvisaremos una conversación, donde lo que decimos es intrascendente y a medida que pasa el tiempo, se hará cada vez más absurdo, pero también más gracioso.
Entonces soltaré esa sonrisa picarona y atrevida, a modo de anzuelo, para que tu piques y caigas en mi red, como ese pez inocente que nadaba en el mar aquella noche de verano, en la que la temperatura no era lo suficientemente cálida como para querer bañarse, y sin embargo lo hicimos.
En cualquier otra circunstancia, ni si quiera el último dedo de mis pies tocaría el agua, pero en este preciso momento adoro el mar, y deseo que el agua me cubra cada vez más y más, hasta que no toque el fondo con mis pies, y tengas que ayudarme a mantenerme. Entonces nos miraremos, tan de cerca, que no puedo evitar sentir el calor en mi cara colorada, a pesar del frío que me da el mar.

Es entonces cuando...

7 de marzo de 2010

Al revés



Al entrar por la ventana, dejé las llaves en el baño, y me senté la mesa. Cogí el mando y me puse a ver la radio, supongo que para no sentirme sola. Me saqué el incómodo pijama que llevaba puesto y me puse esos tacones tan confortables. Del armario saqué un par de yogures, a los que delicadamente eché unas cucharadas de sal.

Cuando acabé lo tiré en la lavadora.

Abrí la luz del baño y encendí el grifo. El agua empezó a salir muy fuerte, y su olor me invadia poco a poco. Me miré durante horas en el cuadro, mientras probaba miles de peinados para ponerme ayer.

Al salir de la ducha, me mojé el pelo con la toalla y me vestí. Se hacía de noche, así que preparé mi desayuno favorito.

Mi boca se cerraba del sueño y del cansancio. Me lavé los dientes y cogí un calendario para leer.

Pero sin más, cerré los ojos y me quedé despierta , dejando que mis pies descansaran sobre la almohada.

5 de marzo de 2010

Muñeca de trapo.





Una muñeca de trapo.

Cosida con hilos de varios colores. De tantos sentimientos y diferentes momentos.
Su corazón, de papel. Tan frágil. Capaz de dejarse de llevar por la suave brisa del viento. Sensible al agua que derramaban sus lágrimas, echas de cristal.

La muñeca subía peldaños y peldaños, de esas escaleras que formaban aquello, que otros llamaron vida. Poco a poco. Muy lento. Con dulzura. Apoyando sus pequeños pies, cubiertos por una fina tela, sus zapatos. Unos zapatos pequeños, tanto que impedían que marcara firmemente sus pasos, y por eso a veces tambealaba.

Y un día, la muñeca cayó.
Se puso muy triste y sintió que todo el esfuerzo anterior, había sido en vano.

Sus manos, tan sensibles y delgadas, a punto estuvieron de soltarse de el pasamanos de aquellas escaleras, más por alguna razón, todavía desconocida, no lo hicieron.

Ella, retomó su posición.

Su corazón antes de frágil papel, era ahora de piedra. Tan dificil de quebrar.

Por su delicada nariz, tomó aire, y suspiró tranquila, con un pequeño soplo que la impulso a seguir.
Y siguió y siguió..Hasta llegar a la siguiente meta...

Hoy todavía le queda un largo camino. Un camino de agujas punzantes y tijeras que querrán cortar sus hilos.

Pero ella es sólo una frágil muñeca, entre tantas otras.
Una muñeca de trapo.