13 de marzo de 2010

La segunda cita.




-Ya creí que no llegabas- dijo con una gran sonrisa, aliviado por su llegada.
-Pues creiste mal querido.
-¿No piensas darme dos besos ni si quiera?

Ella, timidamente, se acercó a el, y le dio el primero de los besos, en la mejilla derecha.

-Te daré uno solo. Es señal de confianza, a fin de cuentas, dos besos se los damos a cualquiera...
-Así que te dedicas a regalar besos por aí...-y rió en seguida. Ella se rió también.
-¿Te parece si damos una vuelta?
-¿Al mundo?
-Poco a poco niña, poco a poco.

Los dos rieron y comenzaron a caminar.

Él, intentaba evitar el silencio, para no hacerla sentir incómoda, y soltaba tonterías, solo para intentar que se riese. Y cada vez que lo hacía, suspiraba aliviado.

Ella, por su parte, dejaba que la situación fluyera, y no podía evitar reirse de todo lo que él decía, no lo hacía apropósito, simplemente, no podía, ni quería evitarlo.

Llevaban ya tiempo caminando.


-¡Anda mira un banco! Extraordinario invento, ¿no crees?
-Está bien, nos sentamos...-y ambos sonrieron.

Al sentarse, ella suspiró y emitó un pequeño sonido de satisfación. El, la miró con cara asustada, y no pudieron evitar una gran carcajagada.

-Jobá, si me hubieras avisado de que ibamos a hacer medio camino de Santiago, no me hubiera puesto estos zapatos! Jaja
-¡Que bruta eres!- dijo en tono irónico- Di la verdad, te los hubieras puesto igual, porque te encantan, y quieres que me encanten a mí...Más aun de lo que me encantas tú.

Ella se quedó cortada, y en su cabeza se repitió la frase que el acababa de decir.

-Pero ahora- dijo él mientras le quitaba uno de los zapatos- es mejor que te los quites.
Ella, ya descalza, apoyó sus pies sobre sus piernas
-Uff, mucho mejor- dijo y le miró sonriendo.

Estaban ya muy cerca.

-Creo que es el momento de que te dé ese segundo beso que pediste...-dijo ella.

El giró su cara, se puso de perfil, para que pudiera besar su mejilla izquierda.
Ella negó con la cabeza. Él se puso ahora de frente a ella. Y...

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