25 de marzo de 2010

Call me!



Era otro miércoles más, justo siete días después que el anterior.
Yo dormía tranquila después de un agitado día. Mi reloj marcaba las 3:07 cuando abrí los ojos intencionadamente. Un sonido me movió a buscar su origen. Era mi móvil. Un número desconocido estaba llamandome por cuarta vez, cosa extraña, y más a las 3 de la madrugada.
Al principio me asusté y pensé que podría ser una emergencia, o una mala noticia de alguien de mi familia, pero lo descarté enseguida, me habría llamado a casa.
Luego, mentalmente, recorrí la lista de chicos que me gustaría que me llamaran, entre los que estaba Coco. Así que pulsé rapidamente el botón , y me lo puse en la oreja :

-¿Diga?- susurré.

-Pi, pi, pi...

Ya había colgado. En ese momento me enfadé con quien fuera el que llamaba, porque no solo me había desvelado por su culpa, sino porque me dejó con la curiosidad de saber quien era. Así que de un fuerte golpe apagué el interruptor y me metí literalmente debajo de la almohada. Me giré, e intentando olvidar esa llamada, me adormilaba poco a poco.

Pero, de pronto, mi móvil vibró de nuevo, junto a esa melodía estrepitosa que se clavaba en mis oidos en medio del silencio nocturno. Pero esta vez no me iban a colgar, no, esta vez estaba preparada, me moví y me lancé sobre el aparato. Lo coloqué en mi oreja inocentemente, pero no llamaban. Esta vez era un simple mensaje :

-Soy Coco, siento molestarte. Solo quería escuchar tu voz.

Hasta ahí todo iba bien, mucho mejor de lo normal. ¿Coco? ¡Qué fuerte! No podía creerlo, quizá el también se había fijado en mí. Los ojos se me abrieron como platos y sonreía y sonreía..y dejé de sonreir. El mensaje seguía :

-No te enfades, Ana, por favor. Te quiero.


..........

¿Ana? ¿Ana? ¿ANAA?

¡Se había equivocado de número! Cuánta crueldad, ¡aún encima de tener a otra, me lo restriega aún sin saberlo! En ese momento el odio me recorrió entera. Mis ojos se abrieron aún más. Y mis dientes se colocaron en posición de ataque.

Pero no pude evitarlo, me reí sola. Mucho. Recapacité y vi la posiblidad perfecta de vacilar un rato, era mi momento, debía hacer justicia. Así que decidí mandarle a Coco un mensajito...


-No te preocupes pichón, Ana está muy bien aquí conmigo. Con cariño, MANOLO.




[P.D: Calma, afortunadamente, esto no ha sucedido en la realidad]

4 comentarios: