23 de abril de 2011

Sí. Quizá esa sea la palabra. Optimismo.

Todo es relativo, eso es algo que he aprendido con el tiempo, y que este año me he cansado de confirmar. Nada va a convertirse en un problema si no lo asumimos como tal. El agobio, el miedo, la vergüenza. Nada más allá que productos mentales.
Se acaban las vacaciones, eso sí que es algo real y verifico. Fíjate lo que han durado. Nada. Aunque todo se agradece.

Hace un par de noches tomamos algo con Saxo, y debo confesar que sentí verdadera envidia. En realidad, no es envidia, es un sentimiento extraño pero al que todavía no he logrado poner nombre. Será que todavía soy joven e inexperta. Hablaba de sus historias, de las buenas y de las malas, y lo cierto es que no las envidiaba a ellas , por suerte y desgracia, respectivamente, tengo las mías propias. Sin embargo, las suyas tienen todas un escenario común, Barcelona. Me preguntaba esa noche que hubiera pasado si yo también la hubiera conseguido, a esa ciudad digo. Y lo cierto es que en parte me asustaba pensarlo. Es mi sueño, eso está claro, sin embargo, ella habría supuesto no haber alcanzado todo lo que tengo ahora. Mi nueva vida. Ellas, ellos, Tom...Sentí miedo, lo prometo.
Aún así, Barcelona suena siempre tan bonita...Supongo que llegará en el momento oportuno. Y ahora no es el momento, así me lo ha hecho ver el destino. Esa es mi conclusión.

Por otro lado, hoy es día de hacer la maleta y coger un autobús que me lleve a casa, a la otra, claro. Lo cierto es que como siempre, dos sensaciones contrarias se enfrentan en momentos como este. Estas vacaciones han sido especialmente agradables en cuánto a que he recuperado tiempo con ellas. Desde que hemos empezado a vivir separadas, obviamente, pasamos mucho menos tiempo juntas. Pero probablemente sea eso lo que haya hecho que ahora, en mi opinión, estemos más unidas que nunca y que las necesite mucho más. Es algo que he aprendido a valorar, y quizá es eso lo que hace que las noches como las de ayer sean simplemente extraordinarias por el hecho de estar juntas. Pero también es cierto que echo de menos el Sur y todo lo que ello supone. Mi libertad, y toda esa gente que se ha convertido en mi otra familia. En realidad nos queda poquito curso, y me muero de ganas por aprovecharlo con todos ellos.

Y por hoy lo dejo aquí, todavía hay que ultimar un par de cosas...
Paz y amor!


1 comentario:

  1. Tenéis el corazón repartido, por un lado el calor de hogar, la ciudad conocida y por otro la vida nueva, los nuevos amigos... a Senia le pasa lo mismo. Siempre se va con un poco de pena, aunque estemos cerquita.

    Y respecto a Barcelona... supongo que ya te habrá contado Senia que también es su sueño. Me dará mucha pena si se va aunque también estaré contenta.

    Todo es una dicotomía.

    biquiños,
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