20 de julio de 2010


Y es que hay veces que uno se siente como una pequeña lavadora, dónde todo da vueltas por dentro sin ningún sentido. Todos queremos poder pararla, o al menos saber elegir el mejor programa de lavado, para evitar que cause desperfectos. Allí dentro, se lavan emociones, nervios y el mensaje de esa persona que nos importa. Cuando conseguimos tomar una decisión que creemos correcta, el tambor de nuestra máquina deja de girar, para dar paso a la adorada tranquilidad emocional. Pero la estabilidad, como muchas otras cosas, nos aburre. Porque necesitamos sensaciones, ilusiones y algo de nerviosismo de vez en cuando. Porque en el fondo, nos encanta vivir centrifugando.

3 comentarios:

  1. qué sonrisa me has sacado con eso de "nos encanta vivir centrifugando", jajaja
    un saludo, espero que lleves un buen verano!

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  2. toda esa prisa se necesita más cuando uno es joven, después conforme vas cumpliendo años, todo se relaja y se necesita más la rutina y el confort de un secado en cordón, con pinzas de toda la vida.

    biquiños,

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  3. Cuando quieras vienes a mi casa y nos sentamos a ver como girar el tambor de la lavadora (:
    Es un planazo¡

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