Se supone que es el día para abrir todos los regalos que tus padres han puesto debajo del árbol usando el seudónimo de Papa Noel, para comer mazapanes, polvorones y turrón de chocolate de 10 cm de grosor y todo eso que jamás comerías el resto del año, pero que como es navidad...
Bien, pues yo estuve metida en cama, con una cara que era un poema y con un pañuelo en la mano que debía ser renovado cada 4 minutos y medio. Gran sábado noche.
En realidad, nunca he tenido del todo claro si me gustan las navidades desde aquellas que decidieron llevarse a mi abuela. No voy a negar que me gustan las luces de colores, los árboles y por supuesto los regalos, pero las comidas familiares terminan casi siempre siendo un peñazo.
Desde hace algún tiempo, las fiestas son siempre igual, una noche aquí, y la siguiente allá, y siempre conectados al ordenador para poder ver a esa parte de la familia que no puede venir a España dos veces al año. Esa es la parte que me pone más triste. No me gusta. Siempre tengo el miedo de que piensen que no les echo de menos y que por eso no quiero hablar con ellos, pero en realidad, es todo lo contrario. No sé. Hablar con ellos así, me recuerda que no están aquí y eso es algo que odio, y sobre todo en estas fechas dónde estamos todos juntos en casa. Es algo a lo que no acabo de acostumbrarme.
Pero por otro lado, me ayuda a ver cómo se echa de menos cuando no eres tú la que se va. Pienso en que yo también me he ido, he empezado mi vida nueva, y aunque claro que tengo morriña, no noto ese vacío en casa que supongo que si notarán aquí. Pero mi madre y yo somos igual de cabezonas, y nunca nos diremos que nos echamos de menos. Por suerte, lo demostramos de otras maneras.
Por otro lado, con toda esto de ponerme enferma, casi no las he visto a ellas. He salido una tarde, y para colmo me coge más el frío. Estoy deseando que llegue fin de año para pasar la noche entera con ellas, demostrarles que las echo mucho de menos y que siguen siendo lo más importante, por mucho que hayan cambiado las cosas. Aunque sé que eso ya lo saben.
Y ahora que estoy en Ferrol, echo de menos a los de allá, y cuando estoy allá, no dejo de pensar en los de aquí. Os juro que esta es la parte que odio. Espero que estén pasando todos unas fiestas agradables.
Y aquí lo dejo, suficiente actividad mental para un solo día.
Paz y amor!
No se como, pero siempre haces que me emocione con cada una de tus entradas.
ResponderEliminares genial :)
ResponderEliminarQue mala suerte lo de tu gripe en serio.. pero bueno, a recuperarse del todo y luego a disfrutar lo que queda de vacaciones.
ResponderEliminarY me encanta el resto de la entrada :)
tequiero
Vaya con ese resfriado… pero mujer! Estás nadando en un mar de “no soy de aquí ni soy de allá”, en el medio de todo y sintiendo por todo… buscando tu verdadero sitio, que es un poco aquí y otro poco allí porque siempre es así: dejando pedacitos por donde vamos pasando y viviendo.
ResponderEliminarEspero que ya te hayas recuperado que el finde ya está al caer.
Biquiños,