3 de agosto de 2011

La Fuga.

Solo la necesito a ella para pensar un poco en todo y otro poco en nada. Últimamente mi guitarra solamente suena a ella, pero falta mucho para que suene igual que ella.
Recuerdo las noches locas que siempre acababan bien. Los días largos de sol sureño, por supuesto, pero también las tardes de café del norte.
Hace un par de días, me dí cuenta que las cosas habían cambiado bastante en el norte. Cuando te das cuenta de las cosas lo haces de repente. Es como una hostia de morros contra un árbol. Plaf. Por supuesto que eres consciente de que esas pequeñas modificaciones se está dando, y cómo es lógico no puedes hacer nada para evitarlas. Y lo cierto, es que tampoco quieres. El tiempo pasa y no pasa solo. La vida le acompaña. Siempre, siempre. Quien eres tú para prohibirlo.

Era la primera vez que estaban juntos pero separados, después del tiempo suficiente como para recordarlos siempre agarrados, te percatas de que ahora las cosas no son así. Y aunque ya lo sabías, siempre necesitas que alguien te dé un bofetón en la cara y te lo enseñe frente a frente para terminar de creerlo. Digamos que prácticamente la conocí estando con él, y nuestra amistad le ha tenido siempre como tema de conversación y por supuesto, preocupación. Y está claro. Si las cosas han cambiado han sido por culpa de que se ha comportado como un cabrón con ella. Sin embargo. Joder. Yo que sé. Le ves ahí, cabizbajo, y piensas que de una manera u otra él también ha sido un amigo. Su novio, y por tanto, un alguien que formaba también parte de tu día a día.
Ella, tres metros más atrás. Disfrutando de la fiesta. Portando todavía un subconsciente que piensa en él cada noche, aunque no se esté dando cuenta. Y yo, entre ambos, pensando en que si ellos han cambiado, muchas otras cosas también. Ya no es lo mismo. Por supuesto que no es lo mismo.

No sé a qué o a quién debería agradecer que nosotras sigamos siendo las mismas. Al menos en número. En nombre. Pero está claro, que no somos las mismas personas que hace un año, cuando estábamos en aquel mismo sitio. Joder, es que la vida suelta de repente a siete personas en lugares diferentes, con diferentes personas, estudios, viviendas. Todo. Nueve meses más tarde, volvemos al norte que nos une y pretendemos que todo siga igual...Jodido. Vamos, echa un vistazo. Yo ahora llevo el pelo rojo, casi todas tenemos permiso para conducir, a ella le gusta la música de fiesta y a aquella el estilo indie. Llevo una camiseta de basket y ella unos tacones. Y eso es sólo el principio. MT ha empezado a fumar, y Póla lo ha dejado para siempre. Yo salgo con Tom y Morla se ha enamorado y desenamorado sin que a penas lo notáramos. Y podría seguir durante horas. Es diferente,
y me he dado cuenta hoy, de que es sobretodo, mucho mejor que hace un año. Las necesito el doble. El triple. Porque el norte es sobre todo, ellas.
Eso es lo único que importa.

Pero yo solo estaba pensando un poco...Y se me ha ido la cuenta.
Paz y amor.



3 comentarios:

  1. ¡vaya con el título!

    lo has pillado a la primera, porque desde luego "La Fuga", engancha, incita a querer leer, saber de qué ira.

    y el contenido no defrauda... reflexionas, estás madurando, maduras con los cambios de tu entorno y positivizas... ¡Todo es mejor ahora!

    biquiños
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  2. Si te interesa leer el libro "La piel afilada", lo puedes coger en la Biblio de Narón, igual en la de Ferrol también lo tienen, no sé. Y si no quieres hacerte el carné, a la vuelta de Valencia, te lo cojo yo y se lo paso a Inés para que te lo dé. En fin, ya me dices.

    biquiños,
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  3. Ahora como tienes tiempo [se me acaba de ocurrir] por qué no buscas algún concurso para presentarte con algún relato. Sería como un reto.

    biquiños,
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