19 de julio de 2011

Sí. He vuelto. Quizá con algo de retraso.
Empezaré rebobinando así rápidamente al día en que dejé esta historia. Recuerdo que me iba a un lugar lo suficiente lejano como para desconectar unos días de lo que sea que tuviera que desconectar, pero lo suficientemente cerca como volver en un par de horas de coche. Incluso recuerdo que el último día que supiste de mí fue un miércoles, en concreto el de la semana pasada. Tampoco ha sido tanto tiempo. Me largué de aquí como cada mañana de miércoles desde hace un mes, muy muy temprano y en autobús, pero esta vez con una maleta. Después de clase, comí con Llul y me llevó de excursión a ese super mega centro comercial a nivel europeo. Y sí, era para tanto. Llul es un gran amigo, incluso de esos que te llevan la maleta y corren contigo hasta la estación para que no pierdas el único tren del que dispones en lugar de irse a casa y dejarte con el marrón sola. Lo cierto es que las prisas hicieron que todo fuera extraordinariamente divertido.
Y nada total, que me monto en el tren, y toma 2 horas 45 minutos de los largos. Un libro ancho, y una blackberry casi muerta a la que ni le apetece cantar un poco para entretenerme. Y, por fin, llegué, un año después de la última vez, aproximadamente, aunque sigue tan genial como siempre. Allí estaba Lechu, con su carita de persona aliviada que al fin tiene vacaciones. Qué maravilla. Cómo la echaba de menos. Y un paseo, por llamarle algo, hasta casa, porque yo creo que cuando dura tanto deja de ser un paseo para ser un tramo de senderismo profesional urbano. Pero no importa, porque era solo el principio de todo. Aún quedaban tantas cosas buenas. Te las contaría todas y cada una, pero al margen de que no caben aquí, perdería mucha gracia. Pero así a modo de síntesis diré que me ha servido para recuperar a Lechu, que la había perdido entre apuntes y libros, que hicimos mucho, y hablámos más y sobre todo que nos reíamos incluso más de lo que necesitábamos. Qué gozada. Destino paradisíaco.

Y así saltando temporalmente de domingo a lunes, hoy se han acabado las clases. Las clases de lengua de signos, las clases de lunes y miércoles, las clases en esa ciudad cercana, los viajes en bus, los madrugones, las siestas en los autobuses , pero sobre todo, se ha acabado seguir aprendiendo eso que tanto me gusta,se ha acabado compartir tiempo con esas personas que te vas encontrando en la vida y de las que también aprendes cosas, sean útiles o no. Y salgo de allí, con mi diploma bajo el brazo y sobre todo la satisfacción personal de que he conseguido eso por mis propios méritos, por mi esfuerzo, por mi empeño y mi capricho. Y oye, que me hace sentir tan bien conmigo misma, que lo necesitaba. Sólo por llevar el peso, el gusto de saber que ahora, podré conocer y entender a personas que antes no podría, y que quizá algún día pueda servir de ayuda a alguna de ellas. Ojalá.
Y volví a casa, al coche y a seguir practicando al volante mientras se ajustan las fechas. Y para rematar una hamburguesa en buena compañía. Y ahora, que ya te he puesto al día...Primero te agradezco que hayas leído tooodo este tocho, y segundo, que me voy a dormir, a ver si con suerte me despierto mañana.
Paz y amor!


2 comentarios:

  1. ¡que bonito querer aprender algo para poder acercarte a esas personas que sólo pueden enteder a su manera!

    biquiños,
    y a seguir disfrutando del verano... Aldabra

    ¿Quién dijo verano?
    je je je... tengo los piés helados.

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  2. una cosita.

    ¿por qué no le pones un título a cada post?

    soy yo otra vez, la pesadita de la sirenita.

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