12 de junio de 2011

Y poco a poco, todo se queda vacío. Solitario. Sin nada. Empezando por una misma.
Quería compartir este momento contigo.
Paseando incansablemente entre todas las paredes de esta casa tan grande siento que falta algo, por no decir que falta prácticamente todo. Todos.
Miro las sillas vacías, y puedo ver quien se sentaba en ellas hace menos de dos semanas, en ese tan intenso periodo de exámenes. Las habitaciones silenciosas. Los pasillos despoblados. Sofás inhabitados. Televisiones apagadas. Ventanas cerradas...Y solo cajas llenas de recuerdos.
Aquí quedamos, Boston, Llul y yo. Recogiendo las últimas cosas esperando a que el barco se hunda con nosotros dentro. Ya todos se han marchado, o se están yendo. En menos de una hora nos toca a nosotros. Inevitablemente.
Ayer Tom se fué. Fue una despedida de las que no gustan, no porque no sean bonitas,
lo cierto es que fue preciosa,
sino porque no quieres que llegue nunca, y porque es jodidamente triste.
No podía dejar de llorar. Suena absurdo, pero realmente no podía. Las horas pasaron, pero al volver de nuevo a la habitación, todo se había convertido en él. Creí verle por todas las partes.
Mi cama estaba tan sola sin él, que se me rompía el corazón al ver que él no estaba tumbado en ella, esperando a que yo fuera a tirarme encima y jugar a hacer el tonto. Pero se ha ido, realmente. Y todos los demás también.
Y ahora, entre las últimas canciones tristes que me han llenado los ojos de lágrimas 1012 veces esta noche sin sueño rodeada de gente, espero a que sea mi turno...
Y volar hasta Septiembre.

2 comentarios:

  1. y pensar lo que odiaba que llegase septiembre hace nada, ahora tengo ganas de que llegue.
    :)

    ResponderEliminar
  2. tengo los ojos llenos de lágrimas, he sentido tu pena como mía.

    ¡te entiendo muy bien!

    biquiños,
    Aldabra

    p.d.: no puede ser otra cosa más que amor ¿verdad?, aunque ya sabes que no me gustan las etiquetas.

    ResponderEliminar