8 de julio de 2011

A veces sucede. Una noche de las que no se cansan, de las que no se duermen. En las que alguna tonta sobria espera una llamada, en lugar de hacerla ella misma, debatiendo consigo misma entre lo que quiere, lo que debe y lo que se supone que tiene que hacer.
Sucede que a veces, un coche de un color negro azulado pasa a una velocidad mayor de la que debería por una carretera tan estrecha en ese mismo momento. Una puerta se cierra, una canción suena y una hora más pasa.
A veces sucede, que se dan las circunstancias idóneas para pensar mucho en todo, un poco en nada, aún cuando la agenda no estaba avisada de tal evento. Pero igual que las noches oscuras, son inevitables. Hoy he recordado a Híbrido, en lo muy amigos que fuimos, y en lo simplemente amigos que somos, sólo con una foto y las letras de un par de antiguas canciones, de esas que solíamos compartir. He pensado en la tristeza de una amistad que se va desgastando con el tiempo sin que pueda hacer mucho más que evitar que lo haga por completo. Aún así, lo quiero como a muy pocas almas.
Sucede que a veces, una coca cola te abre los ojos, un cigarro te roba la tarde, y ni si quiera soy yo quien lo fumo. Pero sobre todo, un móvil te roba el sueño. Ojalá por su sonido estridente, pero no. Por el silencio. Por la pantalla vacía.
Un paquete de clinex para curar uno de esos catarros ligeros que te acosan un miércoles temprano, o quizá está aquí desde antes. Quien sabe.
Unas charlas tecleadas, como todo últimamente. Todo tan frío, tan mudo. Sin voz.
Alguien habla de amistades vacías, de confianzas invisibles. De apariencias falsas. Alguien verdadero y dolido por la razón que nos da el tiempo. Kiuk. Nunca le falta razón.
A veces sucede, que el tiempo sigue pasando. Y esa tonta sobria sigue esperando sentada que algo vaya a pasar. Pobre. Todavía no sabe que no hay nada peor que esperar algo. Mírala, como mira con esos ojos lluviosos. Deseosa de llorar. Preferentemente alcohol para poder dar un trago a algo más que a sus pensamientos.
Sucede que a veces, las canciones terminan. (...) Aplausos del público.

Pero luego recordé, que la ausencia no se vive, se sobrevive,
se sobrelleva. Y que nadie mejor que yo para hacer esa llamada. Esperar es jodidamente aburrido...

1 comentario:

  1. Hola, tienes un blog precioso. Leo siempre las entradas que pones, aunque no suelo comentar.
    Escribes realmente bien, me encanta tu forma de expresarte.
    Saludos ^^

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