31 de julio de 2011

Informe semanal.


Dicen las malas y también las buenas lenguas, que el domingo termina la semana. Quizá esta haya sido la intensa, la más intensa de lo que va de verano. De repente te conviertes en una conductora novata, vuelves al Sur de visita y vas un poco más abajo todavía, celebras cumpleaños, aquí y allá, algo así como tres en concreto. Y llega el domingo y dices: "Qué maravilla".
Pero hacerte un resumen tan resumido sería demasiado. Mi capacidad de síntesis no es tanta, así que me explayaré un poco más, pero con el deseo de que por favor, no sea un auténtico coñazo.

Resulta que por ser día 25 de Julio, o lo que es lo mismo, festividad de esta nuestra tierra Galicia, este lunes fue un día de celebraciones y otras cosas varias de carácter ocioso. Y pasó el día, pasó la romería, llegó el día veintiséis. Me levanté temprano, me cagué de miedo y todo eso para conseguir un papel que me autoriza a pisar los pedales de un coche. La felicidad te acosa, estás en la cima. Aprovechando la euforia, Póla celebra su cumpleaños esa misma noche. Sí, un maldito martes en el que esta ciudad tan mía está realmente desierta, pero no importa. Comimos como cerdos. Perdón, quise decir cenamos como cerdos. Un chupito y a casa de rebote. Lo siguiente que recuerdo son patatas fritas, amigas y volver a casa apurada para preparar una mochila. Que nos vamos de camping, parece. Allá vamos bien temprano MT y yo, camino al sur. Cuántos recuerdos entre aquellas calles. Mi casa de invierno. Es acojonante. Han pasado ya casi dos meses y es como si no me hubiera ido nunca. Como si Tom fuera a salir de su coche en cualquier momento. Como si Llul, Penis, Boston o L fueran a estar en sus ventanas.
Por desgracia no es así, pero me basta con volver a respirar el calor sureño y poder enseñarle todo a aquello a MT. Que por cierto, el calor sureño, muy bonito, sí. Pero insoportable cuando cargas con dos mochilas y una tienda de campaña. El sudor se apodera de nosotras. Nos vamos en otro bus. Todavía más al sur si cabe. Vivimos al límite.
Y allí estamos. Años y años de evolución, de descubrimientos arquitectónicos, de construcciones de edificios imposibles y llegamos y en dos segundos, paf. Tienda. Y vas a dormir ahí, y no hay más. Total, que todo es nuevo y perfecto. Senia, Pato y todos sus amigos están allí. Piscina, bocatas y pasa el día, y llega la noche. Incluso de camping hay que lucir, está claro. Una noche estupenda, tan oscura como divertida. Tan animada como cálida. Y bailando, se nos ha hecho de día. Dormimos, o al menos lo intentamos. Al acabar, debemos huír de allí antes de las doce si no queremos pagar un día más. Y nos vamos. Y de paseo en buses volvemos al norte. Prácticamente a descansar de forma continuada. Y para rematar, noche de sábado, otro cumpleaños. Largo entre los largos. Casa, piscina y amigos que ya creía que me habían olvidado entre recuerdos. Pero no, Y es maravilloso saber que no es así. Bonita celebración.
Y ahora que el Sol se asoma por esta parte de la península seguimos disfrutándolo. Quizá la marca del bikini deje ser una utopía.
Paz y amor.

2 comentarios:

  1. de fiesta en fiesta y tiro porque me toca.

    ¡estáis en un no parar!

    aprovecha, que sólo se vive una vez.

    biquiños,
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  2. Ya te van saliendo los título, ¿ves cómo no es tan difícil?

    biquiños,
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